Momento.
Había una vez un emperador que quiso conocer hasta donde llegaba el saber de su hijo. Comenzó a explicarle una ancestral historia:
"He aquí Shulang,le dijo, que un hombre quiso convertirse en todopoderosa lluvia para así tener, decía, el agua suficiente para regar sus campos y tener las mejores cosechas de la comarca. Así pues subió al Monte Sayama y le pidió a los Dioses que le dieran ese poder.A cambio les colmaría de ofrendas todos los días de su vida. Fue tal su insistencia que los Dioses, entonces tediosos y aburridos, le dieron tal poder. Y así fue como Shulang controló la lluvia.
Podía hacer llover a voluntad con lo que,las cosechas,se volvieron abundantes al mismo tiempo que crecían sus riquezas. Esto le hizo ser ambicioso en extremo y jugueteaba en exceso con la lluvia. Hasta tal punto que inundo las comarcas vecinas a la suya. Solo en su comarca florecía la agricultura mientras que, en las aledañas, eran cada vez menores las cosechas debido a las incontrolables lluvias que surgía nadie sabia de donde. Tal fue la desesperación que se presentaron en casa de Shulang para preguntar por sus increíbles cosechas, mientras ellos solo sufrían inundación tras inundación.
La soberbia de Shulang le hizo enfurecer y ,ante ellos, se convirtió en una pavorosa tormenta. Aterrados retrocedieron todos excepto una joven, enviada por los dioses, que lanzó un dardo hacia la tormenta mientras exclamaba: "la arena secara el corazón de la tormenta", tras lo cual comenzó a decrecer el tamaño de la misma hasta extinguirse. Shulang desapareció tras aquello y en su lugar solo quedo una pequeña planicie de arena sobre la cual nunca se volvió a ver llover."
Tras el relato el emperador le pregunto a su hijo:
- Dime,Kaili, ¿que desearías ser tú,agua o arena?
Su hijo le respondió: - He decidido ser...momento. Agua cuando lloro, arena cuando siento. Siempre quiero ser...momento... solo momento,padre.
Dicen los sabios, por ahí, que venimos del agua y vamos al polvo, a la arena. Por eso es del todo cierto que, en la vida, solo debemos vivir el..momento, el ahora. ¿No sentiste como,mis palabras,rozaron tu piel en el momento en que se detuvo la peonza?.¿No?....por favor, vuelve a ver el vídeo y escucha ese momento...mejor...vivelo.
¡Qué lindo cuento! y que inteligente respuesta la del hijo, yo también quiero ser momento, los momentos, los instantes, vividos con intensidad es lo mejor que existe en la vida.
ResponderEliminarUn abrazo, José Antonio.
Preciosa historia, aleccionadora también, porque lo cierto es que nos movemos entre aguas y arenas sin tan siquiera vivir lo que se siente en esos momentos.
ResponderEliminarYo como ese hijo sabio, quiero ser momento, mejor una cadena inacabada de ellos y seguir llorando o sintiendo, cada cosa en su momento.
Un vídeo fantástico como siempre.
Besos.
Sí, es verdad, me has hecho recordar muchos momentos, han pasado por mi cabeza muchos, siempre son, casi siempre, miradas o sensaciones maravillosas, y alguna transformadora del todo. Otros que pueden asociarse con lo triste, con la muerte, pero que no lo son para mí. Por eso, cuando vi la peonza, lo asocio con la quietud, con la serenidad, no es el final, es el principio. Es muy bonito el vídeo, la peonza sigue, es la sensación que tengo...
ResponderEliminarRecordé también el momento del ballet de las gotas de lluvia que nos dejaste. Cuando llueve, lo recuerdo. Me encantó.
Que pases el resto de la semana pleno de momentos serenos y apacibles. La peonza, siempre seguirá, no es el final...
¡Ah!, que no se me olvide, dices: "Dicen los sabios, por ahí, que venimos del agua y vamos al polvo, a la arena".
No señor, venimos de Dios y volvemos a Dios, de sabios, nada de nada....más bien ¡ceporros!
¡Mil gracias! y muchos besos.
Venimos de la nada y en nada nos convertimos, Esa es mi convicción... Vivir la vida, sin hacerse demasiadas preguntas, y no caer en la trampa del egoísmo...
ResponderEliminarShulang, tuvo su merecido...
Desgraciadamente, en la vida real no siempre es así!!
(casi nunca es así.) un beso.