Unos minutos de humildad.

En ocasiones, como hombre que soy, dejo que me domine el ego, me vanaglorio de lo que hice, dejo que me controle la estupidez vacía de la vanidad. En esas ocasiones corro raudo a ver vídeos como el que hoy muestro. Afortunadamente el me devuelve a la realidad de lo que soy... arena en mitad de la infinita nada. Y vuelvo a sumergirme en mi Universo, de donde vengo, de la piedra, del fuego, del agua y del aire que arrulla las palabras.

De la nube que un día lloro, y una de sus lágrimas cayó en un vientre, al ver la Tierra yerma, vacía de risas y llantos infantiles. De los vientos que susurraron un nombre en la noche, sin conocer palabra alguna, sin escuchar voz que los llamara, solo el latir de mi corazón a resguardo en el vientre. En silencio, aprendiendo como se derriban montañas sin levantar mano alguna, memorizando como es el caminar del día para perseguir el sueño de la noche. Y sabiendo como, tras una noche de pesadillas, llega la lluvia purificadora a la mañana siguiente.

De ese Universo vengo, en ocasiones de pelea, en ocasiones cantándole mis últimos versos. Siempre contándole mis aventuras, mis cuentos, mis esperanzas, los sueños que la noche anterior deje guardados a los pies de Selene para que los vigilara con sus profundos ojos. Por eso me gusta, de cuando en cuando, recordar como me parió el vientre... de la Madre Naturaleza y como. está, me recuerda su enfado cuando lo olvido. Me gustaría que otros, a los que también parió, no lo olvidaran tan fácilmente...porque llegara un día en que su enfado será descomunal y,entonces, nadie podrá detener su poder.Al salir del vientre, nos convertimos en meros juncos a merced de las tormentas, del enfado de la Madre Naturaleza.