Un regalo de cumpleaños.


Se acercaba el cumpleaños de Clara, su treinta cumpleaños. Pero Ismael, su marido, sabía que iba a ser especial para ella por un motivo muy diferente al que, como cualquier otra persona, hubiesen pensado. Hacia unos cinco meses que, a Clara, le habían diagnosticado Esclerosis Múltiple. Ella, tan fuerte hasta entonces, había entrado en una profunda depresión.

Nada, ni nadie, la consolaba. Nadie podía devolverle la sonrisa de antaño. Iba de un lado a otro del piso, con la mirada perdida, con las fuerzas justas para ir de una habitación a otra. Ismael procuraba llegar a casa lo antes posible del trabajo. No quería dejarla a solas mas tiempo del imprescindible.

Trataba de mantener conversaciones superfluas, que la distrajeran pero, ella, no reaccionaba ante nada. Aquella noche, como las demás, tras cenar se sentaron un rato ante el televisor. Ismael le explicó como le había ido el día. Ella le devolvía monosílabos y no parecía estar allí. Ismael, para distraerla, le dijo:


- Pronto es tu cumpleaños. Debemos ir pensando en la fiesta que organizaremos, a quien invitaremos y esas cosas. Este debe ser por todo lo alto, no en vano cumples treinta años, ¿has pensado en tu regalo?.

Clara le miro y contestó:

-Sinceramente, no tengo ganas de fiesta ni nada que se le parezca. No tengo ganas de tener a gente preguntándome ¿como estas? una y otra vez.


-Pero tienes que animarte - le dijo Ismael - y volver a ser la que eras. El mundo no se acaba, continua y tu eres parte de él.

- Mira - dijo Clara - no intentes venderme una de tus "charlas", deja que el mundo siga y que yo vaya a mi aire.

Ismael quedo unos instantes callado. Era muy difícil hablar con ella desde hacia algunos días. Finalmente dijo:

- Bueno, pero al menos te comprare alguna cosa, eso no me lo puedes negar. ¿te hace ilusión algo en especial?.

- Si - contesto Clara - Regalame una año menos. Así estaré como cuando no tenia Esclerosis.

Ismael callo. Sabia que, aquella noche, no estaba receptiva pero también sabia que, Clara, era mucho mas fuerte de lo que ella misma creía.


Pasaron los días y llego el día del cumpleaños de Clara. Tuvo su fiesta, como otros años, donde estuvieron su familia y sus amigos mas intimos. Ninguno le pregunto ¿como estas?, simplemente la besaron y la abrazaron. La fiesta fue muy bonita. Ismael se había esmerado, y al final le fueron dando los regalos. Clara los fue abriendo uno a uno. La verdad, pensó, eran todos muy bonitos. Finalmente solo le quedo el regalo de Ismael. Lo abrió y era una pulsera, no muy grande, de plata con una inscripción: "... juntos en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe".
Clara se fundió llorando en un abrazo con su marido, comprendio que la vida le había golpeado con la Esclerosis pero, a cambio, le compensaba con un amor inmenso.


Este pensamiento, que escribo hoy, es totalmente fruto de mi imaginación. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia... pero me gusta pensar que todos tenemos a alguien al lado que nos quiere, que es paciente, a pesar de nuestros cambios de humor y demás "detalles" diarios.
  • Mientras escribo esto,estoy escuchando: Gracias a la vida (Violeta Parra)

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