Un regalo de mi cabeza.


Era un sonido casi imperceptible, sonaba como un grito no muy definido en la lejanía. Pero si era claro que decía aquel sonido. Pronunciaba mi nombre en la lejanía, se repetía como un eco invitándote a mirar en el precipicio.

Me levante y me dirigí a la terraza. Todo parecía en calma, las olas del mar rompían con su monótona fuerza el bravío de las rocas. La Luna se reflejaba en el mar como en un espejo pero sin querer quedar atrapada en el.

Mi nombre sonaba con fuerza, no distinguía de donde venia aquella voz así que abandone el apartamento y me dirigí a la playa.

Una vez llegue a ella, la calma era total. La Luna reflejandose sobre el mar con una luz que casi dañaba mis ojos. Era tal la belleza de aquel instante que no pude dejar de emocionarme.

Pero la voz continuaba llamándome, esta vez con mas fuerza. Lo que, en un principio era solo una voz distante se convirtió, desde el lejano horizonte, en un coro pronunciando mi nombre. Mire hacia ese punto y vi que el sol despuntaba renaciendo el nuevo día. Me quede petrificado viendo aquella visión que se me daba con el nuevo día. Aún no se como pero empecé a correr por la playa, el nuevo día despuntaba a mi alrededor y las voces, cada vez mas angelicales, no cesaban de pronunciar mi nombre. Continué corriendo como si me poseyera el espíritu de un dios que no dejaba de animarme en mi empeño de correr. De pronto, las voces se acallaron y....

.. Y desperté pero con una sonrisa como hacia tiempo no recordaba. Tenia una paz interior que ya había olvidado. Recordé que, no hace mucho, leía el episodio de Ulises y las Sirenas en la Odisea de Homero. Mi cabeza me había regalado un sueño evitando, en la clandestinidad de la noche, las trabas de la EM.

  • Mientras escribo esto, estoy escuchando: Lullabye (Goodnight,My Angel) - Billy Joel

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