En la quietud de la noche.


Son las tres de la madrugada. Apago el televisor, no se muy bien que esta viendo pero estaba encendido. Me quedo en el comedor, mirando a través de la ventana del comedor. El silencio de la noche es atronador, estremece. Un cierto aire de calma invade mi cuerpo. Por unos momentos me parece estar solo en el mundo, el universo y yo. Nada parece moverse, ni romper ese instante de paz.

Decido quedarme unos minutos mas. No encuentro sentido acostarme para darle vueltas al mismo pensamiento de siempre: la EM.

Me quedo sentado, la mirada perdida en la oscuridad de la noche. Mis pensamientos fluyen hacia mil ríos de recuerdos que me hacen sonreír. Si alguien me viera diría que estoy loco,-pienso.

Pero soy capaz de andar, correr, ver con claridad, nada distrae mi atención...


Este puede ser el pensamiento de muchos de los que tenemos EM, pero ahora ya no es el mio. Lo fue. Pero empecé a escribir en un papel aquello que me venia de madrugada, guardarlo y acostarme. Poco a poco, conseguí tener unos horarios de sueño mas equilibrados. Pero seguí escribiendo. Y aun hoy lo hago.

Se lo que es quedarse toda la noche en vela. Son miles de pensamientos los que te vienen a tu cabeza, sin ningún orden. Como si quisieran volverte loco. No es uno en concreto. Saltas de uno a otro, si orden alguno. Pareces volverte loco.

Pero una noche coges un bolígrafo y empiezas a escribir. Te relaja. Todo fluye. Es como si descargaras tu mente en un trozo de papel. No lo hagas nunca en un ordenador, hazlo en un papel. Cuando lo leas, lo acariciaras como una criatura surgida de tus adentros. De tu ser.

  • Mientras escribo esto, estoy escuchando: Fool´s Overture (Supertramp)

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